¡Gracias por tanto!

El parque está lleno de ellos. Si ya has ido alguna vez a Aquarama, seguro que los has visto. Algunos son más altos que otros. Unos tienen el pelo moreno y otros rubio. Casi todos tienen la piel oscura. Os dejamos tres pequeñas historias de personas que nos ayudan día a día para que pasemos una jornada inolvidable.

Jaime.

Tengo 22 años y llevo tres veranos trabajando en Aquarama. Si alguien me preguntara qué hago exactamente en mi trabajo, le diría que me encargo de que la gente se tire bien por los toboganes, que no lleven objetos metálicos, que no se hagan daño y obviamente que no se ahoguen. Suelo ser un chico bastante simpático y amigable, e incluso intento ser un colega con los clientes. La clave está en tener la mejor relación con ellos para así evitar cualquier posible malentendido. A mí me gusta mucho vivir en comunidad y cuidar de los demás; de hecho, juego con los niños muchas veces, me suelo hacer amigo de muchos de ellos en la Cala del Pirata y así se me hace más ameno el día a día. A veces me encuentro por el parque con chavales muy pequeños que ya han estado en otras ocasiones en Aquarama y siempre se acuerdan de ti al volver: “Qué bien me lo pasé contigo la otra vez, dime en qué atracción estás ahora y voy a molestarte un rato”. Esas conversaciones con los pequeños me encantan. 

Silvia.

Desde hace cinco años trabajo en el parque. Suelo empezar mi jornada viniendo algo más pronto para así poder desayunar con los compañeros. Creo que mi labor aquí es prevenir, más que socorrer en sí, y la mejor forma para conseguirlo es siendo amable con los clientes. Siempre digo que soy la responsable de la atracción en la que estoy y por eso todo lo que pase en ella en ese momento es mi responsabilidad. Me gusta mucho la Piscina de los Lagos, porque hay muchos niños, siempre suelo jugar con ellos tirándoles agua, les doy una vuelta con el flotador… Lo más curioso que me ha pasado, y me pasa continuamente, es que al tener un tatuaje de Las reliquias de la muerte, de Harry Potter, los niños se quedan mirándolo y me dicen “¡Eres fan de Harry Potter, eres fan de Harry Potter!”. Quiero que la gente disfrute con mi trabajo y además yo me siento bien haciendo lo que hago, por eso llevo tantos años aquí, me gusta mi trabajo. De hecho lo definiría como “gratitud”. 

Rubén.

Desde hace cuatro años trabajo en Aquarama. Diría que mi labor es socorrer a la gente, prevenir que se pueda ahogar, que se dé golpes y vigilar que todo vaya acorde a la normativa. A veces me pasa que un niño se quiere tirar por una atracción, pero como no llega a la altura mínima, no lo puedo dejar tirarse. Donde más me suelo reír es con los pequeñitos: en Las Minidunas o en la Cala Pirata. Siempre tenemos a los típicos niños buenos que se portan muy bien, y luego siempre está el típico bandido que no hace caso a nadie. “Diversión” es la palabra que definiría mi trabajo, sin ninguna duda. Trabajar en la playa es otro rollo, pero hacerlo aquí es mucho más bonito y divertido. 

Seguro que ya habéis adivinado de quién hablábamos, ¿verdad? Son algunas de las historias de tres de nuestros socorristas, los que aparte de venir a Aquarama a trabajar, se llevan con ellos a casa muchísimas anécdotas que les han pasado junto a los clientes. Anécdotas que van aumentando verano tras verano.

¡Porque ellos también también #semerecenunaola!